viernes, 7 de agosto de 2009

Road Trip. 3ª parada: Grand Canyon

Con un poco de retraso pongo la actualización de la visita al Gran Cañón, o debería decir grandísimo.



Ninguna fotografía le hace justicia a lo que en realidad es, aquello ha de verlo uno con sus propios ojos porque es algo tremendo.



A las 07:30 salíamos hacia el Grand Canyon porque hay como una horita y media de camino desde Flagstaff. Así pues sobre las 09:30 llegábamos a la entrada al recinto del Gran Cañón donde tras pagar los 25$ respectivos por vehículo y completar las 6 millas que hay hasta el parking más cercano me asomé por primera vez al Gran Cañón del Colorado... bueno, aquello, como he dicho, no se puede explicar con exactitud porque todo lo que digas se queda corto. Lo más impresionante que he visto en mi vida, una puñetera barbaridad que no te acabas muy bien de creer.



La entrada de 25$ cubre 7 días de visita así que os podéis hacer una idea de lo grande que es aquello y lo que costaría hacer una visita entera a esa parte del cañón (porque lo que es el cañón llega hasta Las Vegas, donde está la parte llamada Cañón Bryce). Las tres rutas que cubren la zona superior del cañon (y que tienen ruta propia de autobús gratuito) son la Village Route (que va por la parte central del recinto, la zona de restaurantes, tiendas y miradores centrales), Hermit’s Route (que va por el borde del cañón y cubre 8 miradores) y la Kaibab Route (que te lleva hasta un punto en un borde del cañón desde el que puedes hacer una bajada andando al río Colorado).


Tras visitar toda la zona central, que tiene unas vistas muy amplias ya que ves casi todo el Gran Cañón, y visitar el Yapavai Point, que es un mirador acristalado con una tienda y fuera del cual asistí a una charla/actuación del club de la comedia de uno de los rangers del parque (grabada en video más de la mitad) que era super crack fuimos a la Kaibab Route para iniciar la bajada al río.



El día estuvo nublado hasta cuando decidimos bajar al río, ahí empezó a pegar un sol asesino. La bajada al río y su posterior subida eran en total 21,2 km. (10,6 cada parte) y sólo llegamos a la mitad de la bajada porque subir aquello en la vuelta hubiese sido matador. Aún así a mitad bajada ya se veía un paisaje muy impresionante al estar metido dentro del cañon con los cuervos y condors pasándote bastante cerca en ocasiones.
Total, que llegamos hasta la mitad de la bajada (que te aconsejan llevar mucha agua y comida porque en toda la bajada no hay ni un punto con agua) y decidimos subir... menos mal porque subir esos 5 kilómetros fue matador (también es que yo lo hice del tirón porque me moría del calor) y nada más llegar a la “cima” un cuervo enfrente mía como si preveyese mi muerte (que, por cierto, no creía que un cuervo fuese tan gigante).
En la bajada al cañón hay que remarcar que como buen turista me hice fotos estúpidas en los rebordes del cañón.



Bueno, tras la subida vamos andando hasta el centro de visitantes para coger el autobús azul que nos acerque a un punto donde coger el autobús de la Hermit’s Route para ir a algunos miradores de allí. Llegados al punto vemos que hay una cola bastante hermosa y tenemos que esperar a que pasen dos autobuses de la ruta cogiendo a la gente que va por delante de nosotros para poder montar en una (la cola me recordaba al Dragón Khan). En la cola nos encontramos con los primeros españoles (ueeee, parecía que no íbamos a encontrar a nadie) y nos cuentan que ellos sólo han visto a otro grupo de tres españoles por el parque. Subimos al autobús y bajamos en Manitopa Point, que es un mirador que cubre una parte que no se llega a ver desde el centro del cañón. Subimos al autobús y menos mal que lo hicimos porque en ese momento empieza a caer una tromba de agua que en un momento crea un río en el camino. La gente que estaba en los miradores siguientes de la ruta empieza a subirse al bus corriendo y el conductor, muy cachondo él, pregunta si alguien quiere bajar al mirador de Hopi que es muy bonito, un sonoro NOOOO retumba en el autobús.



A los 10 minutos deja de llover y sale el sol. El conductor explica que es la época del monzón y que es normal esto, que lo que no es normal es que no hayan habido rayos. Se acaba la ruta del Hermit y nos bajamos en el enlace con la ruta VIllage. Vamos hasta Yapavai Point, que está a un kilómetro y pico del coche, para pegar una última ojeada al cañón antes de volver a Flagstaff (son las 18:30) y justo al bajar del bus empieza a caer otra tromba monzónica y empezamos a correr hacia el coche (haciendo alguna última foto al cañón) bajo la lluvia. Es una lluvia helada que se te clava como agujas porque el ambiente es de mucho calor. Tras unos 5 minutos interminables llegamos al coche absolutamente empapados, nosotros y toda la gente que ha salido huyendo del cañón.



Ya de vuelta en Flagstaff nos cambiamos de ropa y nos vamos a cenar a un restaurante “chino”, entre comillas porque ahí lo único chino es la comida, que tenía un servicio de camareros a-co-jo-nan-te. Nuestro camarero se llamaba Nate y el tío estaba al tanto de todo: se me acabó la Coca-Cola y justo tras pegar el último sorbo me pone una nueva, se me ce el tenedor y en 0,2 me da uno limpio, me acabo el plato (bueno, me dejo un poco de comida porque era una platerá inmensa de Thai Street Noodles) y nada más poner los cubiertos en posición “acabado” viene y me lo recoge. Lo dicho, acojonante.



Al salir del restaurante nos cruzamos con media defensa de los Arizona Cardinals y vimos que estaban haciendo un espectáculo de nosemuybienque en el downtown y nos quedamos a verlo un rato. Sobre las 23:00 al hostal porque al día siguiente hay que madrugar para ir a Las Vegas pronto porque hay cambio de planes: ir a Las Vegas por la mañana, comer allí y dar una vuelta pero no hacer noche allí porque estaremos a 1200 kilómetros de Denver llegaríamos el sábado en lugar del viernes. Supongo que haremos noche a medio camino de Denver.



Y hasta aquí la narración del día que visité el Grand Canyon.

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